miércoles, 14 de noviembre de 2012

Otoño

El otoño pasa por ser una de las estaciones del año más bonitas del año, pero también una de las más tristes y lúgubre. En otoño todo se marchita, lo que antes rebosaba de vida, de fuerza, de alegría, parece apagarse, marchitarse, desaparecer.

En otoño todo se torna de colores dorados durante unos breves momentos, pare regalarle a nuestros ojos los últimos instantes mágicos. Esas hojas que durante meses pasaron inadvertidas para nosotros, ahora lo dan todo, nos muestran su hermosura, nos deslumbran y nos dicen adiós.

J. Pascual
Pero lo mejor de todo, es que luego, pasado un tiempo, son capaces de renacer de la nada y volver a empezar.


Solo espero que la vida a mi también me de una nueva oportunidad para contigo.

jueves, 18 de octubre de 2012

DESEOS

Hace unos meses escribiste este texto, que durante este tiempo he guardado solo para mi, leyéndolo de vez en cuando y sabiendo que era importante.

J. Pascual

DESEOS (6 de Julio de 2012)

Quizás sólo sea un espejismo, una obra más de mi ingenio mediocre, una broma pasajera que no es más que fruto de la originalidad del destino, pero hoy he vuelto a verte. Sin querer, te has presentado entre las multitudes, haciéndoles pequeñas a tu paso, quedandolas incoloras a tu sombra.  

Pensé que no era cierto, cerré los ojos lo más fuerte que pude y desee con todo mi alma que fueras tú, que fuera tu sonrisa y tus ojos los que me alumbraran en ese momento.
Volví abrir los ojos y pude verte aún más cerca, con toda la nitidez que te faltaba.

Corrí hacia a ti y por un instante creí volar mientras desaparecías. No me esperabas. Tú, tu abrazo y ese beso que durante tanta vida había anhelado.

Ahora si. Por fin y para siempre.

domingo, 16 de septiembre de 2012

La luz

J. Pascual

Encerrada en un desván lleno de objetos inservibles creí ver una luz radiante, casi cegadora, pero dulce, amigable, paciente y comprensiva. Prácticamente sublime, tanto que, pensé que no había nada mejor. Prometía compañía, amistad incondicional, y a cada momento, aun pareciendo imposible iba creciendo como los brotes de un árbol. La tristeza había acabado. Ya estaba en mi vida, y yo en sus manos. 

Confié en ella ciegamente, la llené de buenas palabras, de abrazos sinceros, de sonrisas, de espíritu renovado... Hasta parecía feliz. Permanecía a mi lado. Caminamos, tropezamos, nos herimos, nos curamos, a veces reímos, incluso lloramos, pero siempre juntas.

Hoy esa luz se ha apagado y, lejos de dejarme a oscuras ha dado paso a la claridad de la que ella misma se disfrazó aquel día, la que me hizo creer que era única, sincera y leal. Ahora sé que no, y no sabe cuánto me alegro.

Gracias.

jueves, 19 de julio de 2012

Perpetuo

J. Pascual

Te fuiste una mañana de domingo, sin previo aviso, sin compasión, dejando un haz de luz que permanecerá para siempre. Dudamos de tu vuelo en un primer momento, pero sin darnos cuenta tuvimos que aceptar que partías aun sin haberlo decidido. Y miramos al cielo, y mordimos la tierra con más rabia que nunca, cerrando nuestras mentes y el paso a la realidad más evidente.

Quisimos desmentir las obviedades, mezclar atisbos de resignación con lágrimas justificadas. Pero no pudimos, incluso hoy es complicado, casi imposible. Intentamos fundirnos en abrazos lastimeros para paliar el dolor de nuestras almas, pero nos ganó desde el principio.

Tu mirada y tu risa seguirán vivas en nuestras mentes, y tu alegría se hará perpetua en nuestros corazones, porque ni aunque quisiéramos podríamos olvidar todo lo que un día compartiste con nosotros.




jueves, 5 de julio de 2012

Esperando

Y. Huertas

Puedo balancearme en los pensamientos más abstractos de tu mente, hasta soltarme de una mano si quisiera, y a veces lo intento, con el fin de escaparme de ellos en los momentos que más me acosan. Suelo conseguirlo, evitarlos, eludirlos, aunque siempre vuelven y ya sólo me queda adentrarme en ellos, contigo, con lo bueno y con lo malo, con el miedo más común y con la valentía más anhelada.

Puedo esquivarte cuando quiera, girar en las esquinas más recónditas y desaparecer, pero siempre me encuentras, entre risas nerviosas, entre temblores injustificados, pues aunque no lo creas, te espero, no existe vez que no lo haga, aún diciéndote que no. Tú lo sabes. Espero en las luces, en las sombras, en lo que reconozco y lo que no, tranquila, desesperada.

Pero siempre ahí.


miércoles, 4 de julio de 2012

Nuestro

J. Pascual

Despierto cada mañana y puedo ver tu sonrisa, aunque no lo creas, la veo. Camino por los senderos más apacibles si sé que vienes conmigo, y no lo dudo, camino, y camino, sin mirar en ningún momento a cielos ni tierra, simplemente, hacia ti. Ni te imaginas mis sensaciones cuando fijas tu mirada en la mía, o cuando coges mis manos con esa dulzura con la que sólo tú sabes hacerlo.

Escucho tu respiración en los rincones más silentes, reconozco que hasta moriría por hacerla mía, por poseerla, por compartirla entre las multitudes. Y te busco, te pienso, a veces sin encontrarte, pero siempre con el mismo deseo, con la misma esperanza. Y llegaste. Sin aviso, suave, para quedarte, de la manera más tierna que pudiste, haciendo a tu forma cada vértice de mi cuerpo, convirtiendo las pasiones en amor y las ganas en paciencia. 

Y así, te entregué mi vida sin planearlo. Hasta hoy y para siempre.



martes, 3 de julio de 2012

Cielos

J. Pascual

Hay cielos llenos de estrellas en los que todos querríamos pasear, cielos que en ocasiones se cubren de nubes tan grises que no dejan pasar ni un ápice de luz. Y sufrimos, pensando que nunca más volveremos a resurgir, que la oscuridad se cernirá sobre nosotros sin compasión alguna y que las noches se fundirán con la eternidad más silente. 

Creemos que las sonrisas que un día nos acompañaron han desaparecido para siempre, y sin quererlo, cerramos los ojos con tanta rabia que hasta el alma se estremece. Y se escapan las lágrimas, esas que por orgullo pretendíamos esconder, con el único fin de aparentar la serenidad que tanto nos odia.

Y se pierde el consuelo, y se ausenta la calma. Miedo.

Te deseo más que nunca, daría lo que fuera por tenerte, por sentir tu calor, tus manos. Y sé que no, a pesar de todo. No.

sábado, 16 de junio de 2012

Efímero

J. Pascual


A pesar de que te tengo, o eso creo, aún no he sabido guardarte lo suficiente como para estar segura. Es curioso cómo a veces creemos poseer cosas que en realidad ni siquiera son factibles. ¿Cómo podemos estar tan seguros en momentos determinados de contar con una persona como si sólo dependiera de nosotros? ¿Por qué entendemos tan fácilmente que la vida nos regale buenos momentos y no asimilamos que nos pida algo a cambio?

En este momento, sólo sé que estás aquí, en mi mente, en mi cuerpo y en mi alma y no te dejo escapar. Puede que luches para soltarte pero tengo argumentos para impedírtelo. Podría decir que te quiero demasiado, o que no puedo vivir si no te tengo, pero mentiría. Es algo más. Algo que no puede explicarse con simples palabras.



viernes, 18 de mayo de 2012

Amigos

J. Pascual


Te encontré sin buscarte en ningún momento, sin desear que aparecieras en mi vida, y sin un aviso previo. Me regalaste las sonrisas que necesitaba en el minuto justo y me fundiste en el abrazo más cálido cuando sin pedírtelo supiste que lo necesitaba. 

Creí que podía prescindir de ti cuando quisiera, que podría dejarte como quien deja su vicio, y no pude, aunque reconozco que jamás lo intenté. Pensé que quizás te perdería si no te atendía lo suficiente, pero me demostraste que me volvía a equivocar como tantas y tantas veces.

Te pedí que me llamarás cuando lo necesitaba, sin tener en cuenta que tal vez era yo la que debía hacerlo. Se me han olvidado tantas veces cosas importantes de tu vida que llegue a temer por el abandono, pero nunca lo hiciste. He deseado mil veces hablar y no lo he hecho por miedo al rechazo, sin darme cuenta de que esa palabra se fue borrando como polvo en camino desierto.

Hoy sólo puedo decirte, que a pesar de todo y más, estoy aquí. Aunque no me veas, aunque no me sientas, y lo haré siempre. Que reiré contigo cuando rías, y lloraré contigo si lo haces. Siempre.

Lo prometido es deuda.

jueves, 10 de mayo de 2012

Encuentros inesperados

J. Pascual

Recorrí medio mundo con la esperanza de encontrarte en el lugar más inesperado, en los rincones más imperceptibles, en los cielos más alegres y en los más tristes también, creyendo siempre perder más de lo que ganaba.

He caminado tanto a lo largo del tiempo que ya no sé cuantos pasos he dado, y si dejé huella o no. He buscado de tal manera tus besos en otros labios que hasta he llegado a aborrecerte sin probarte. Me cansé, y llegué a desistir, pero te necesitaba y lo sabía.

Y hoy sé que tú también me buscabas. En cada pensamiento, en cada acción, en palabras y en silencios. Hasta que aparecí. Y supe que deseabas una mirada eterna, una sonrisa diferente a las que la falsedad acostumbra, y te la prometí.

Perdona los días grises, las noches muertas y las lágrimas injustas. Disculpa mi egoísmo y mis preocupaciones innecesarias. Sobre todo, pídeme ser cuando me pierda, y estar cuando lo quieras. Lo haré.


jueves, 19 de abril de 2012

Tiempo vacío

J. Pascual

Te siento cerca sin tenerte. Puedo escuchar tus palabras, tus suspiros y tu risa sin que estés a mi lado. He aprendido a verte y a mirarte entre la gente, cuando más difícil eres de reconocer. Hasta resulta curioso cómo tu olor se quedó tan pegado a mi cuerpo que hoy no me deja respirar sin que te cueles en mí. Pero no estás. Intento atraparte en mi cabeza, entre la razón y la obsesión que me lleva a desearte, en ese folio blanco que alguien me obligó a escribir, pero no puedo. Y me encantaría.

Siento gritar que sigues en mi vida quizás, más presente hoy que nunca. Lamento reconocer que mis noches y mis días llevan tu nombre escondido como si yo misma quisiera que fuera así. Y no quiero. Me da pena pensar que hay tantas diferencias que no llegaremos a parecernos. O tal vez sí. Supongo que es tarea del tiempo decidirlo, como todo, y que será él mismo el que nos ponga en la misma dirección o en distintos sentidos. 

Sólo él.



miércoles, 28 de marzo de 2012

Simplemente, por todo.

J. Pascual

No sabes lo que me gustaría poder cerrar los ojos y pensar que entre nosotros no hay nada mal, sólo cosas buenas, inmejorables. Y a veces lo hago, y mi cabeza se llena de ilusiones, de sueños, de confianza, de luz...

No sabes lo que me gustaría acertar en cada momento,  con cada palabra, con cada gesto, para con una sola mirada darte todo lo que reside en mi alma, en mi mente y en mi cuerpo. Quizás es demasiado y se resiste a salir, a que lo conozcas.

Por los días en que lo intenté todo, por los que deje pasar la vida, por los que soñé con cosas maravillosas y por los que la pesadilla invadió todo mi mundo. Por las noches en que imaginé tenerte, por las que intenté que te quedaras, y sobre todo por las que no lo conseguí.

Simplemente, por ti y para ti.

martes, 13 de marzo de 2012

Allí

J. Pascual

No es fácil evadirse. Ójala. No es sencillo alejarse de todo, hasta de la tristeza cuando ésta no hace más que perseguirte hasta dar contigo, siempre en el momento más inoportuno. No es simple decir "basta" y olvidarse de todo como si no hubiera ocurrido. Y más complicado es un "no". Pero lo quieres. Lo necesitas. Girar, cambiar, equivocarse. Eso es lo acertado.

Sólo espero que cuando lo decida estés a mi lado. Con luces o con sombras, con gritos o susurros, con tempestades o calma, con el bien y con el mal. Sólo búscame. En lo incierto, en las nubes que esquivan los montes, en el agua que quiere dejar de serlo, en los blancos y en los negros. Ahí estaré. Aunque no siempre. Eso quiero.

sábado, 3 de marzo de 2012

Dos

J. Pascual
La gente pasaba estrepitosamente pisando los charcos, rebosantes de vida, de fuerza, de luz. El paraguas era la simple careta que el tímido se pone cuando sale a la calle, y que se cae cuando menos lo desea, en ese preciso instante.

En su camino, las nubes arrastraban las penas de los viandantes, sigilosos ahora, cuando la tormenta pasaba. Pero no se veía el fin. ¿Y si volviera? ¿Y si no acaba?

Las ventanas protegidas con marcos de madera carcomidos, cantaban chirriando con un suave murmullo, contradictorio, paradójico, desconcertante. Y nosotros dentro.

Veíamos caer las gotas de lluvia en los cristales, típico, manido, de románticos borrachos que se desesperan entre lamentos. Pero éramos dos. 



Dos que se convertían en uno sólo en cada beso, con cada caricia, con cada suspiro. Los alientos se aparcaban en la nuca del contrario sin previo aviso, dulces, penetrantes, desalmados. 

Ganas de ti, ganas de mi, ganas de males, de bienes, de paz, de guerra, en una cama vacía que gritaba helada.

martes, 17 de enero de 2012

La meta

J. Pascual

Un día, sin saber cómo ni a qué se debe, empiezas a caminar. Al principio tus pasos son inciertos, vacilantes, pero tu meta es robusta, permanente, y caminas, y caminas hasta llegar a ella, y después de la lucha no hay otra cosa que esperanza, satisfacción y alegría. 

Todavía recuerdo esos momentos, dulces, deliciosos, que parecían no terminar, pero que volaban cuando menos lo esperabas. Hasta la espera era agradable. No existían esos flashes maltratadores de mentes que te recuerdan que el momento tiene que llegar, y que hagas lo posible para provocarlo y que ocurra. Todo era calma, todo era paz. Todo eran noches de raso y mañanas de seda, suaves, excitantes y tiernas, como susurros de amor, de esos que terminan lo que empezó en la madrugada, simplemente sublimes.

Pero llegó lo incierto, cómo no, lo oscuro, sin esperarlo, sin que avisara. Injusto, y no pude hacer nada para remediarlo. Sólo aguantar, mirar al suelo y dejar que cumpliera su cometido. Amargura. Los pasos cada vez eran más firmes entonces, pero la meta tremendamente difusa, incluso la deje de ver en alguna ocasión, y el miedo se apoderó de mí, de mi cuerpo, de mi alma, de mi vida. La lucha cada vez era más dura, hiriente, pero constante. Así cerraba los ojos y pensaba en el principio, en esa seda que aquella mañana acariciaba mi cara, mis manos, mi piel, pero no volvía.

Hoy intento recuperar esa calma que se fue sin querer, y que queriendo no vuelve. La temo, pero la adoro, como a nadie, como a mi vida, como a mi aire. Hoy daría lo que fuera por ser aquella que podía mirar a los ojos sin preocuparse por lo que otros ven en ellos. Hoy quiero volver.





lunes, 9 de enero de 2012

Recuerdos

J. Pascual

Camina sin rumbo fijo, con la inquietud de la espera, de las cosas que no llegan, de las cosas que se han ido. Tiene la mirada llena de ilusiones rezagadas en los troncos lastimeros de las encinas segadas.

Planta sus pasos rotundos sobre las pizarras viejas, que rezan en los caminos, que lloran en las veredas, esas que nunca se duermen, esas que al alba despiertan.

Su soledad es compañía en las noches y en las nieblas, y su burrito de día es consuelo de sus penas. En las alforjas guardadas lleva canciones deshechas, que alguna vez dieron forma a amores, risas y tristeza.

Quién pudiera recorrer esos caminos de piedra, esos olivos cuajados de perlas verdes y negras. Quién fuera monte entre llano, quién fuera pasto entre hierbas.