jueves, 19 de julio de 2012

Perpetuo

J. Pascual

Te fuiste una mañana de domingo, sin previo aviso, sin compasión, dejando un haz de luz que permanecerá para siempre. Dudamos de tu vuelo en un primer momento, pero sin darnos cuenta tuvimos que aceptar que partías aun sin haberlo decidido. Y miramos al cielo, y mordimos la tierra con más rabia que nunca, cerrando nuestras mentes y el paso a la realidad más evidente.

Quisimos desmentir las obviedades, mezclar atisbos de resignación con lágrimas justificadas. Pero no pudimos, incluso hoy es complicado, casi imposible. Intentamos fundirnos en abrazos lastimeros para paliar el dolor de nuestras almas, pero nos ganó desde el principio.

Tu mirada y tu risa seguirán vivas en nuestras mentes, y tu alegría se hará perpetua en nuestros corazones, porque ni aunque quisiéramos podríamos olvidar todo lo que un día compartiste con nosotros.




jueves, 5 de julio de 2012

Esperando

Y. Huertas

Puedo balancearme en los pensamientos más abstractos de tu mente, hasta soltarme de una mano si quisiera, y a veces lo intento, con el fin de escaparme de ellos en los momentos que más me acosan. Suelo conseguirlo, evitarlos, eludirlos, aunque siempre vuelven y ya sólo me queda adentrarme en ellos, contigo, con lo bueno y con lo malo, con el miedo más común y con la valentía más anhelada.

Puedo esquivarte cuando quiera, girar en las esquinas más recónditas y desaparecer, pero siempre me encuentras, entre risas nerviosas, entre temblores injustificados, pues aunque no lo creas, te espero, no existe vez que no lo haga, aún diciéndote que no. Tú lo sabes. Espero en las luces, en las sombras, en lo que reconozco y lo que no, tranquila, desesperada.

Pero siempre ahí.


miércoles, 4 de julio de 2012

Nuestro

J. Pascual

Despierto cada mañana y puedo ver tu sonrisa, aunque no lo creas, la veo. Camino por los senderos más apacibles si sé que vienes conmigo, y no lo dudo, camino, y camino, sin mirar en ningún momento a cielos ni tierra, simplemente, hacia ti. Ni te imaginas mis sensaciones cuando fijas tu mirada en la mía, o cuando coges mis manos con esa dulzura con la que sólo tú sabes hacerlo.

Escucho tu respiración en los rincones más silentes, reconozco que hasta moriría por hacerla mía, por poseerla, por compartirla entre las multitudes. Y te busco, te pienso, a veces sin encontrarte, pero siempre con el mismo deseo, con la misma esperanza. Y llegaste. Sin aviso, suave, para quedarte, de la manera más tierna que pudiste, haciendo a tu forma cada vértice de mi cuerpo, convirtiendo las pasiones en amor y las ganas en paciencia. 

Y así, te entregué mi vida sin planearlo. Hasta hoy y para siempre.



martes, 3 de julio de 2012

Cielos

J. Pascual

Hay cielos llenos de estrellas en los que todos querríamos pasear, cielos que en ocasiones se cubren de nubes tan grises que no dejan pasar ni un ápice de luz. Y sufrimos, pensando que nunca más volveremos a resurgir, que la oscuridad se cernirá sobre nosotros sin compasión alguna y que las noches se fundirán con la eternidad más silente. 

Creemos que las sonrisas que un día nos acompañaron han desaparecido para siempre, y sin quererlo, cerramos los ojos con tanta rabia que hasta el alma se estremece. Y se escapan las lágrimas, esas que por orgullo pretendíamos esconder, con el único fin de aparentar la serenidad que tanto nos odia.

Y se pierde el consuelo, y se ausenta la calma. Miedo.

Te deseo más que nunca, daría lo que fuera por tenerte, por sentir tu calor, tus manos. Y sé que no, a pesar de todo. No.