miércoles, 30 de noviembre de 2011

Y la luz volvió...*

J. Pascual
Sólo tenías que mirarme para saber que estaba a punto de rozar en suelo con mis rodillas. Y no necesitabas más que escucharme para darte cuenta de que mi vida era cada vez más difícil. Pero cuando pensaba que ya no había nada que me hiciera ilusionarme de nuevo me hiciste volar, tan alto que las nubes se apartaban a mi paso, y las estrellas me acortaban el camino hasta ti.


Y ahí estabas, para hacerme comprender que no todo vale, que no todo es bueno, que a veces hay que elegir hasta quedarse con lo mejor, porque al final eso somos. Te encontré para aprender a disfrutar de las cosas buenas, pequeñas, sencillas, y para adorar los retos, las metas que un día nos propusimos y a las que otro llegaremos. 

Adoraba los silencios que guardamos (raro), las miradas que me dabas y las palabras que decías. Sin esperar respuestas, sin pedir nada más que una sonrisa a cambio, la que desde hoy intentaré grabar en tu mente hasta el final de mis días y los tuyos. Los nuestros.

¿Felicidad eterna?




sábado, 19 de noviembre de 2011

J. Pascual
Una mañana abres los ojos y miras a tu alrededor, pero no hay nada. La noche ha sido tan fría, tan vana, que no parece haber existido. Y sólo repito incesantemente que no soy nadie sin ti, que te necesito, que cuando me piensas un calor abrasador recorre mi cuerpo, pero que cuando me olvidas parezco un triste muñeco de hielo. 

Tal vez esto solo sea una pesadilla que araña cada esquina de mi cama, un silencio que se reinventa para torturarme. Pero no me cansaría de esperarte ni aunque me lo pidieras, sólo en eso sería incapaz de complacerte. 

Guardo cada beso que me diste, cada susurro, cada sonrisa, esa que decidiste llevarte para siempre sin que yo llegara a consentirlo, esa que me busca sin llegar a encontrarme. Tengo tu aroma en los cajones, esos que un día llenamos de pasiones secretas, y de madrugadas prohibidas.

No estás, y no estoy. 

Todo se oscurece al paso de la luz.




martes, 15 de noviembre de 2011

Luz

Su mundo, el que todos conocemos estaba en tinieblas, todo era gris, oscuro, sin luz. Hacía tiempo que no se veía, que todo parecía entiznado, lo que hacía que no existiese diferencia entre el día y la noche y que las sombras fuesen inexistentes. 
Hasta que un día muy temprano llegó ella, la encargada de traer la luz y hacer que todo volviese a la vida. lo hizo a lomos de un esbelto corcel blanco, tan blanco como la luz emanaba de sus ojos, que hacía que brillasen más que el mejor de los diamantes.
J.Pascual

La oscuridad es la inexistencia total de luz, por eso ella se ha convertido en mi faro. El que ilumina el camino a seguir y consigue que todo sea posible.



miércoles, 9 de noviembre de 2011

Sorpresas

J. Pascual
Vendrán días llenos de tristeza, de guerra y desasosiego. Noches cargadas de lágrimas y desconsuelo por caprichos del destino. Madrugadas rebosantes de suspiros y de soledad escondida. Podrán venir y vendrán a perseguirme. Lo harán.  Hasta el momento en que lo decida tu sonrisa, tus ojos, tus labios. Hasta el instante en que tus manos acaricien mi cara pidiéndome que te acune, que te abrace, que te bese. Y ahí estaré.

Porque no habrá nadie que te sienta como te siento, que te entienda como lo hago. Porque no habrá nada más después de ti, de tu calor. Porque mis temores no serán otros que perderte y mi consuelo otro que adorarte, pues mis brazos dejarán de serlo para ser sólo tuyos, y mis manos se fundirán en tu cuerpo hasta que quieras volar.

Siempre tú, siempre yo. Sólo una.
Sorpresa ;)





lunes, 7 de noviembre de 2011

¿Paciencia o castigo?

J. Pascual
A veces, esperar repuestas que no llegan puede llegar a convertirse en una locura, tan grande que no te deja pensar en nada más que en las opciones que se van a presentar antes del momento en cuestión.

Supongo que conoces esa sensación. Levantarse pensando qué va a pasar, qué no, si será hoy el día, si quizás falte un mes para que llegue, o dos, o tres. Esa incertidumbre que no deja de martillear en tu cabeza justo cuando más quieres luchar contra ella. Ese nerviosismo que a penas te deja cerrar los ojos sin que vuelvas a abrirlos con tantas ganas que parece que acabas de despertar de un mal sueño. Y tal vez lo sea. 

Nunca había añorado tanto la "paciencia", esa de la que muchos dicen carecer y de la que otros presumen, pero que yo ni conozco. Esa paciencia que más que paciencia parece un castigo.

Quizás sólo quede esperar. Sólo eso.