jueves, 19 de julio de 2012

Perpetuo

J. Pascual

Te fuiste una mañana de domingo, sin previo aviso, sin compasión, dejando un haz de luz que permanecerá para siempre. Dudamos de tu vuelo en un primer momento, pero sin darnos cuenta tuvimos que aceptar que partías aun sin haberlo decidido. Y miramos al cielo, y mordimos la tierra con más rabia que nunca, cerrando nuestras mentes y el paso a la realidad más evidente.

Quisimos desmentir las obviedades, mezclar atisbos de resignación con lágrimas justificadas. Pero no pudimos, incluso hoy es complicado, casi imposible. Intentamos fundirnos en abrazos lastimeros para paliar el dolor de nuestras almas, pero nos ganó desde el principio.

Tu mirada y tu risa seguirán vivas en nuestras mentes, y tu alegría se hará perpetua en nuestros corazones, porque ni aunque quisiéramos podríamos olvidar todo lo que un día compartiste con nosotros.




No hay comentarios:

Publicar un comentario