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J. Pascual |
Los barcos que pieza por pieza nacen de sus manos le ayudan a navegar por mares tranquilos y bravos, y las piedras que acaricia a recordar las catedrales y los castillos que algún día visitó. Creo que nadie sabe más de ellos, hasta a veces he pensado que es él quien los ha construido, y ha escondido cada secreto dentro. Es curioso cómo alguien que sólo ha estado dos días en una ciudad cualquiera puede conocer el doble que uno de sus habitantes.
Todavía recuerdo sus ojos al verme. Parecía el objetivo perfecto. Era yo la próxima oyente de sus historias, una espectadora más que por casualidad o no, había decidido acoplarse en una clase de su especialidad, que no es otra que la vida. Ahora sólo pienso en volver a escuchar esa voz, penetrante, pausada, que consigue deleitar a quien la escucha.
Siempre Admirable. "Máximo".
Gracias Yolanda. Fu difícil leer lo que escribiste de mi padre sin emocionarme. Gracias.
ResponderEliminarGracias a ti, Jesús. Un verdadero placer.
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